Los países latinoamericanos
y caribeños avanzan en la integración frente a cumbres que no ayudan, como la llamada de Las
Américas, celebrada recientemente en Cartagena, Colombia, donde se excluyó a
Cuba y la respuesta de las naciones, con excepción de los Estados Unidos y
Canadá, fue contundente a favor de la
Mayor de las Antillas.
La posición latinoamericana
y caribeña en esa reunión resultó muy positiva en defensa de la unidad, sin
tener en cuenta las diferencias de carácter político, sino de actuación con
sentido común, lo que demuestra que la región marcha en la dirección correcta
al crear la CELAC.
Un despacho de Prensa Latina
informó hace unas horas que Rodrigo Cabezas, presidente del Parlamento
Latinoamericano, destacó que ese foro evidenció la profundización del
aislamiento de Estados Unidos, con su veto frente a América Latina, especialmente
el tema de Cuba y el rechazo al bloqueo
impuesto por Washington a la isla.
Cabezas destacó también la
posición de apoyo al reclamo argentino sobre las Islas Malvinas, un territorio
ubicado a unas 400 millas
marinas de la costa del país austral y ocupado ilegalmente por Reino Unido
desde 1833.
En tanto el embajador
venezolano ante la OEA,
Roy Charderton Matos, expresó que ante la incompetencia de la Organización de
Estados Americanos, en la región surgen respuestas como la Unión de Naciones
Suramericanas, el Mercado Común del Sur y la respuesta más contundente resultó
la constitución de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC),
según reporta Telesur.
Por su parte el presidente de Bolivia, Evo Morales, convocó a fortalecer la CELAC, toda vez que la
cumbre de las Américas "se desintegra" por el persistente veto
norteamericano a la presencia de Cuba en los foros americanos, señala una
información de ANSA.
Morales
hizo hoy un análisis crítico de la reunión de Cartagena pero destacó un
extraordinario espíritu de unidad de Latinoamérica frente a Estados Unidos y
Canadá, en particular por la exclusión de Cuba y la demanda de Argentina sobre
Malvinas.
Los
presidentes y funcionarios de la región plantean posiciones muy firmes por la
dignidad, la soberanía y la unidad. Ello representa una alerta bien clara al
imperio, como una señal de que con veto o sin veto la marcha por la integración
de América Latina y el Caribe no se detendrá.