No es noticia que los
poderosos de este mundo monten una campaña de histeria contra un país del sur que
defiende sus intereses nacionales, como es el caso de la decisión de la
presidenta argentina Cristina Fernández al decidir expropiar el 51 por ciento
de las acciones de la empresa española Repsol sobre la bases legales.
Es necesario recordar
que Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) subsidiaria de Repsol, fue
originalmente una empresa estatal argentina y fue una de las numerosas
privatizaciones vendidas a un precio muy inferior al real.
El gobierno del
ultraderechista español, Mariano Rajoy, está histérico por la medida adoptada
por Cristina y, aparte del respaldo de la Unión Europea, intenta ahora
obtener una declaración formal de los Estados Unidos, de ese imperio que bombardea
y ocupa naciones para apoderarse del petróleo, sin importar las destrucciones y
pérdida de miles de vidas humanas detrás de sus mezquinos intereses.
Un editorial del diario
financiero neoyorquino “The Wal Street Journal” arremete contra Cristina Fernández
con calificativos desproporcionados, inconcebibles para una publicación que se
respete y sus argumentos son la imagen perfecta de intereses imperiales.
La publicación Página 12 señala que el
ministro del Interior argentino, Florencio Randazzo, afirmó que el Gobierno
nacional no teme “ningún tipo de represalias” impulsadas por La Moncloa ante la
expropiación de Repsol y ratificó que la medida fue tomada por la presidenta
Cristina Fernández “actuando dentro del marco de la ley y de la Constitución Nacional”.
El Gobierno argentino
está en su pleno derecho, la decisión de llevar adelante el proyecto que
declara de interés público la explotación de hidrocarburos y la expropiación
del 51 por ciento de YPF está vinculada con un tema estratégico para el país.
Argentina decidió soberanamente nacionalizar
la empresa YPF, luego del incumplimiento reiterado del contrato de asociación
por parte de la multinacional Repsol. En 2011 Argentina debió importar, por
primera vez en 17 años, gas y petróleo por culpa de la no inversión y la
ineficiencia de la transnacional.
Cristina Fernández tiene toda la justicia de
su parte, no importan los gritos de los poderosos. Su medida la amparan el
Derecho Internacional y las decisiones que sobre esos temas ha adoptado la Asamblea General
de las Naciones Unidad, como muy bien plantea la Declaración del
Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
Adelante presidenta, los países del sur
están de tu parte, la solidaridad te acompaña en esa justa decisión.